martes, 16 de febrero de 2010

Lunas para autobuses en Madrid

Manejo autobuses desde hace ya varios años, actividad gracias a la cual pude conseguir todo lo que tengo hasta ahora. Por suerte hasta ahora, me ha tocado trabajar en coches en buen estado, bien mantenidos. Tengo pocas anécdotas en las que me haya pasado algo fuera de lo común; como las que os contaré ahora.

Manejar un autobus no es solo subirse al coche y empezar a manejar, el hecho de ser chofer lleva implícito la responsabilidad que uno tiene sobre otros. Es una responsabilidad muy grande, y es necesario tomar todas las medidas de seguridad para así no fallar en la tarea, medidas tanto personales como con el coche, el cual debe tener productos de buena calidad.

Era temporada alta, así que los viajes de la ciudad a la costa eran el doble de frecuentes, lo que significaba para mí el doble de trabajo. De eso no me quejo, ya que como todo, mientras más trabajo mejor; es una actividad que algunos consideran monótona, pero para mí es tranquila. Es más, mientras más tranquilo mejor, nadie quiere pasar por algo no planeado (por no decir algún tipo de accidente)

Antes de salir, el coche había sido revisado, y se le hizo un service en una casa de reparación de parabrisas para autobuses. Había quedado perfecto, así como muchos dicen que el 50% de un auto son sus ruedas, para mí el 50% de un autobus es su parabrisas; si no tienes una buena visión del camino, es una situación bastante angustiosa.

En el viaje la carretera como era de esperarse, estaba bastante transitada. Como siempre hay algunos locos quienes no respetan las reglas de tránsito, pero por suerte en ésta ocasión, ellos eran la minoría. Lo que sí me sorprendió era la gran cantidad de camiones que pasaban por allí, sería quizás alguna casualidad, uno de los cuales me causó un pequeño problema dentro del coche.

A las tres horas de haber partido de la estación, a mitad de camino de nuestro destino, se dispone a pasarnos uno de estos camiones. Al hacerlo se escucha un sonido bastante fuerte en uno de los costados, sonido característico el cual yo ya conocía. Nos "escupió" una piedra que estaba en el camino. Ése no era un problema, ya que es un poco común, lo único que hizo fue rajarnos la luna de costado.

El problema fue la alarma que se causó entre los pasajeros, quienes pensaron que había pasado algo mas grave, muchos decían que era un tiro de bala, como en la película "Babel". Tuve que parar el coche a pedido de los pasajeros y luego explicarles que estaba todo bien.

Eso fue todo; ¿Historia aburrida, no?, al llegar a la estación, todos ya calmados, se reían de la situación mofándose los unos a los otros. Sin más complicaciones, una vez que terminó de hacer su trabajo la empresa que trabaja para el cambio de lunas de costado para autobuses , emprendí la vuelta para que al día siguiente, repitiese el recorrido.

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